- "Son cosas de niños, todos hemos sido niños". Por el hecho de ser niños no podemos permitirles todo.
- Los padres, agobiados por el estrés diario necesitan relajarse. Los niños aprovechan para ver la TV, el vídeo, jugar con consolas u ordenadores demasiadas horas.
- Se evitan conflictos y enfrentamientos. El niño no encuentra seguridad y no se siente ninguna responsabilidad sobre sus actos.
- "Vivirán una infancia más feliz que la nuestra".
Educar al niño exige atención, constancia y esfuerzo, controlando una conducta impulsiva diariamente. ¿Qué podemos hacer cuando el niño se proponga llamar la atención portándose mal? Existen dos estrategias que deben ir juntas:
- Retirar la atención de la conducta del niño:
- Dejar de responderle, de mirarle, de dirigirse a él hasta que abandone la conducta negativa.
- Salir de la habitación donde está el niño e ignorarlo hasta que abandone la conducta negativa.
- Sacar al niño del lugar donde está el adulto y enviarlo a un lugar aislado, e irle a buscar cuando abandone la conducta negativa.
2. Reforzar la primera conducta positiva que realice el niño inmediatamente después de que deje la conducta negativa.
¿Cómo lo hacemos?
- Para retirar la atención: ignorar la conducta.
- Evitar mantener contacto ocular con el niño o hacerle algún tipo de señal no verbal.
- No mantener ningún contacto verbal con él, no decirle nada.
- No mantener ningún contacto físico.
- Comenzar a ignorar al niño tan pronto como la conducta comienza y dejar de hacerlo cuando la conducta negativa termine.
- Tener presente que al principio aumentará la frecuencia de la conducta negativa y se agravará la misma.
- Tener paciencia, pues es un proceso lento.
- Mantener la retirada de atención de forma constante hasta que desaparezca la conducta.
- Debemos tener en cuenta que este procedimiento no se debe emplear en casos de niños cuyas conductas puedan suponer un daño para ellos mismos.
Recomendaciones
- El lugar al que se traslade el niño no debe ser amenazante, pero sí aislado y aburrido.
- El traslado debe hacerse inmediatamente después de que ocurra la conducta inadecuada.
- Conviene explicar de forma clara las condiciones del aislamiento.
- No se debe descutir ni razonar con el niño durante el tiempo de aislamiento.
- Si sale sin permiso del lugar en el que se encuentra, se le debe remitir firme e inmediatamente de nuevo al mismo, con calma.
- La duración del tiempo fuera debe ser relativamente breve.
- Una vez terminado el tiempo de aislamiento, el niño volverá a su actividad normal.
- No se debe aplicar el aislamiento de reforzamiento cuando con él el niño consigue evitar una situación aversiva, cuando prefiere el primero a la segunda.
- Es imprescindible combinar este procedimiento con el refuerzo de la conducta alternativa.
2. Para reforzar conductas positivas y contrarias a las no deseadas: reforzar de forma sistemática todas aquellas conductas positivas contrarias a aquella que se quiere eliminar.
- Conviene reforzar más de una conducta alternativa a la que queremos eliminar.
- Es preciso seleccionar para ello estímulos reforzadores adecuados al niño.
- Se debe suprimir totalmente el rebosamiento de la conducta inadecuada.
- Si no existen conductas alternativas, debemos crearlas paso a paso.
Como conclusión, podemos decir que los niños ahora viven en una época de gran consumismo pero de escasa dedicación y poca paciencia por parte de los padres. Quizá ciertas renuncias a las presiones sociales actuales nos darían un impulso para un nuevo replanteamiento de la vida, y los niños escucharían nuestras orientaciones, descubriendo la importancia de la coherencia y de la calma para educar.
Libros recomendados:
- ALCALDE, S. (1994): Veinte errores de los padres de hoy. Editorial Huerga-Fierro. Madrid.
- DÍAZ ARNAL, I. (1996): Niños conflictivos. Ed. Escuela Española. Madrid.
- GONZÁLEZ, J.FCO. (1998): Ser padres hoy. Edimat. Madrid.
- PEINE, H.A. Y HOWARTH, R. (1990): Padres e hijos, problemas cotidianos de conducta. Siglo XXI. Madrid.
Fuente: Revista "Maestra Infantil"
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