miércoles, 5 de noviembre de 2008

¿Qué significa disciplina en la educación actual? (Segunda parte)


Antes, en el sistema familiar y educativo existía una extrema reigidez a la hora de educar y los niños obedecían en gran medida por una mezcla de miedo y respeto. Hoy, se ha dado un vuelco y se procede desde el extremo opuesto, generando indisciplina, desmotivación, escaso respeto... La enseñanza de hábitos y habilidades sociales no puede hacerse únicamente desde la tolerancia. Si en la edad infantil no se imponen límites y el niño hace lo que quiere, lo hará con más argumentos cuando sea mayor. El niño ya crecido tendrá choques y conflictos casi a diario y los padres segirán cediendo a las exigencias de los hijos para no llegar a males irreparables. A veces los padres toleran demasiado porque:

  • "Son cosas de niños, todos hemos sido niños". Por el hecho de ser niños no podemos permitirles todo.
  • Los padres, agobiados por el estrés diario necesitan relajarse. Los niños aprovechan para ver la TV, el vídeo, jugar con consolas u ordenadores demasiadas horas.
  • Se evitan conflictos y enfrentamientos. El niño no encuentra seguridad y no se siente ninguna responsabilidad sobre sus actos.
  • "Vivirán una infancia más feliz que la nuestra".

Educar al niño exige atención, constancia y esfuerzo, controlando una conducta impulsiva diariamente. ¿Qué podemos hacer cuando el niño se proponga llamar la atención portándose mal? Existen dos estrategias que deben ir juntas:

  1. Retirar la atención de la conducta del niño:
  • Dejar de responderle, de mirarle, de dirigirse a él hasta que abandone la conducta negativa.
  • Salir de la habitación donde está el niño e ignorarlo hasta que abandone la conducta negativa.
  • Sacar al niño del lugar donde está el adulto y enviarlo a un lugar aislado, e irle a buscar cuando abandone la conducta negativa.

2. Reforzar la primera conducta positiva que realice el niño inmediatamente después de que deje la conducta negativa.

¿Cómo lo hacemos?

  1. Para retirar la atención: ignorar la conducta.
  • Evitar mantener contacto ocular con el niño o hacerle algún tipo de señal no verbal.
  • No mantener ningún contacto verbal con él, no decirle nada.
  • No mantener ningún contacto físico.
  • Comenzar a ignorar al niño tan pronto como la conducta comienza y dejar de hacerlo cuando la conducta negativa termine.
  • Tener presente que al principio aumentará la frecuencia de la conducta negativa y se agravará la misma.
  • Tener paciencia, pues es un proceso lento.
  • Mantener la retirada de atención de forma constante hasta que desaparezca la conducta.
  • Debemos tener en cuenta que este procedimiento no se debe emplear en casos de niños cuyas conductas puedan suponer un daño para ellos mismos.

Recomendaciones

Aislamiento:
  • El lugar al que se traslade el niño no debe ser amenazante, pero sí aislado y aburrido.
  • El traslado debe hacerse inmediatamente después de que ocurra la conducta inadecuada.
  • Conviene explicar de forma clara las condiciones del aislamiento.
  • No se debe descutir ni razonar con el niño durante el tiempo de aislamiento.
  • Si sale sin permiso del lugar en el que se encuentra, se le debe remitir firme e inmediatamente de nuevo al mismo, con calma.
  • La duración del tiempo fuera debe ser relativamente breve.
  • Una vez terminado el tiempo de aislamiento, el niño volverá a su actividad normal.
  • No se debe aplicar el aislamiento de reforzamiento cuando con él el niño consigue evitar una situación aversiva, cuando prefiere el primero a la segunda.
  • Es imprescindible combinar este procedimiento con el refuerzo de la conducta alternativa.

2. Para reforzar conductas positivas y contrarias a las no deseadas: reforzar de forma sistemática todas aquellas conductas positivas contrarias a aquella que se quiere eliminar.

  • Conviene reforzar más de una conducta alternativa a la que queremos eliminar.
  • Es preciso seleccionar para ello estímulos reforzadores adecuados al niño.
  • Se debe suprimir totalmente el rebosamiento de la conducta inadecuada.
  • Si no existen conductas alternativas, debemos crearlas paso a paso.

Como conclusión, podemos decir que los niños ahora viven en una época de gran consumismo pero de escasa dedicación y poca paciencia por parte de los padres. Quizá ciertas renuncias a las presiones sociales actuales nos darían un impulso para un nuevo replanteamiento de la vida, y los niños escucharían nuestras orientaciones, descubriendo la importancia de la coherencia y de la calma para educar.



Libros recomendados:

  1. ALCALDE, S. (1994): Veinte errores de los padres de hoy. Editorial Huerga-Fierro. Madrid.
  2. DÍAZ ARNAL, I. (1996): Niños conflictivos. Ed. Escuela Española. Madrid.
  3. GONZÁLEZ, J.FCO. (1998): Ser padres hoy. Edimat. Madrid.
  4. PEINE, H.A. Y HOWARTH, R. (1990): Padres e hijos, problemas cotidianos de conducta. Siglo XXI. Madrid.

Fuente: Revista "Maestra Infantil"

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